lunes, 16 de abril de 2018

DE PROFUNDIS

Camino a ciegas por un sendero engolosinado en sombras tenebrosas.
El frío me atraviesa como una espada de doble filo.
Tengo miedo, estoy aterrorizada.
La muerte, fiel compañera de otros tiempos, se vuelve demandante, exigente...
La misteriosa Señora no viene en mi busca,
viene en busca de mi amor.
Lucho contra ella, inútil. No puedo contra su poder ancestral,
un poder que reúne las fuerzas del Infierno y del Paraíso.
La decisión ya está tomada.
Lágrimas de sangre corren vertiginosas a través de mis mejillas,
derroteros demacrados, tejiendo un velo carmesí.
De lo profundo de mi ser, del tuétano de mis huesos,
surge un grito plañidero:
"Piedad, no te lo lleves!"
La muerte, Dama de andar señorial, fija en mí su mirada que incinera y coagula a la vez.
Mirada de fuego y azufre. Mirada de hielo y escarcha.
"La decisión ya está tomada", me responde con dulzura
y mi corazón estalla en mil pedazos.


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