miércoles, 28 de octubre de 2015

AÑORANZA

Mis lágrimas se confunden con la lluvia
que se derrama bienhechora
sobre la tierra yerma.
Como yerma está mi alma.
La melancolía me asfixia, me ahoga...
Recuerdo de personas queridas
que han iluminado mi vida,
se clavan en mi corazón como lanzas de guerrero.
Sangra mi corazón.
Anhelo un abrazo, una caricia, un beso
de los que ya no están junto a mí.
Sobre todo extraño tu risa cantarina,
tu cabello de miel,
tus bracitos regordetes, extendiéndose hacia mí,
tus ojos más azules que un diáfano cielo de verano.
Mi cuerpo llora tu ausencia,
pero mi alma sabe con certeza
que algún día, cercano o lejano,
te volveré a encontrar y nunca,
nunca más nos separaremos, hijito,
sol de mi pasado, guía de mi presente,
esperanza de mi futuro.

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