jueves, 1 de octubre de 2015

PROMESA DE AZÚCAR

"El 2 de abril de 1982, los argentinos se despertaron con la noticia de que las Islas Malvinas, aquel trozo alejado del país, habían sido recuperadas por un sorpresivo desembarco de tropas del ejército, como muestra de soberanía.
El Gobierno inglés, al mando de Margareth Thacher, reaccionó enviando hacia las islas un ejército superior en número y equipamiento. A partir de ese momento comenzó una cruenta batalla en mar y tierra que se prolongó por setenta y cuatro días". ( Telam ).


El día amaneció brumoso. El viento, helado y persistente, no lo acobardó. Determinado subió a su barcaza, y aceptando gustoso la invitación de su entrañable amigo, el mar, se adentró en sus aguas convulsas. "A mar revuelto, ganancia de pescadores", pensó con astucia.Tiró las redes y dispuso su ánimo a la paciente espera.
Al cabo de una horas, al recoger las redes, una botella en medio de su botín, le llamó la atención. Dentro tenía una nota:

"Queridísimo:
              Sé que nunca leerás esta carta, sin embargo siento la intensa necesidad de plasmar en ella mis sentimientos. Tengo la intuición que de alguna forma, real o mágica, tocarán tu alma.
Alfonsina Storni y su profundo amor al mar, fue la que me inspiró hacerlo de esta manera.
Todavía resuena en mi memoria tu último mensaje, uno de los pocos que recibimos: "Es cierto que los ingleses están muy cerca, pero ninguno me ha venido a visitar a mi puesto y espero que no lo hagan".
Pero lo hicieron y una descarga de fusil cegó tu preciosa vida.
Es un héroe , dice la gente que no te conoció...¡que me importa la unción de héroe!, yo te prefiero como un hombre común y ¡vivo! a mi lado.
"Volveré", me dijiste aquella mañana siniestra. "Te tomo la palabra", contesté refugiándome en tus brazos, presintiendo que quizá sería la última vez. "Que no sea una promesa de azúcar", te supliqué.
"Promesa de azúcar. Según se hace se deshace", repetiste nostálgico.
De repente comenzamos a reír al evocar las escenas de nuestra película preferida : Mary Poppins.
"Tan grandes y entretenidos con esa historia para niños, ¡habráse visto!", se burlaba con cariño tu madre.
Tiempos gratos que no se repetirán...
¡Cuántas mentiras endulzaron mi esperanza de volverte a ver, sentirte, respirarte!
Pero al final, la verdad sometió al engaño, quebrantando mi espíritu. Mi corazón mutilado.
Tanta sangre derramada; tu sangre, amor, ¿para qué?. Hasta la tierra la vomita asqueada de tanta matanza inútil.
En unas islas lejanas y extranjeras robaron tu valiosa vida, lo hicieron sin compasión.
¡Cuántos jóvenes murieron, como tú, en nombre de un patriotismo del que reniego ahora y siempre!
Una mano asesina no permitió que cumplieras tu promesa de regresar a mí. Una mano asesina hizo posible que se cumpliera la promesa de azúcar...
Amor lejano, tu recuerdo hace más profunda mi soledad.
Adiós querido...hasta que nos volvamos a ver."



El pescador, conmovido, devolvió la botella con la nota al mar. Las aguas la engulleron con apetencia, ofendidas por la intromisión del hombre. El mar y sólo el mar, era el guardián de semejante amor que trascendía la muerte. 





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