sábado, 30 de julio de 2016

UN PACTO,TRES DESTINOS

"En los espejos de muchos juicios mis manos tienen color de sangre. Yo soy una parte del mal que existe en el mundo y en la Sombra".  Roger Zelazny


LLego tarde a mi cita, estoy muy retrasada. ¿El motivo?...la resistencia. Algunas veces mis pacientes se oponen con testarudez  a mi designio. Necios que no se fían de mi experiencia y sabiduría, aunque siempre los someto. ¡Ah!, esa es la casa y como todas las casas que visito está rodeada por un halo de tristeza y melancolía. No los comprendo; lloran y se lamentan por su destino, y cuando aparezco ofreciendo el escape perfecto, se aferran a él con desesperación. Espero que en esta ocasión no haya obstáculos en mi misión. Estoy muy cansada, creo que pediré a mi Jefe unas vacaciones, muy merecidas por cierto. Ciertamente mis clientes estarán felices por mi ausencia, pero lamentablemente alguien más ocupará mi lugar y les aseguro, rogarán por mi vuelta. Mi suplencia es violento y desconsiderado, en cambio yo, sé escuchar y a veces, sólo a veces concedo treguas...

La niñita observa desolada a su padre. Sus enormes ojos negros, negros como la noche que indolente cae sobre ellos, están fijos en la figura de su padre que encorvado sobre la mesa busca en el alcohol el alivio al dolor que traspasa su corazón.
En la habitación contigua su madre se apaga lentamente.
Ella apenas comprende la situación,sólo intuye que algo grave sucederá en su familia. Nunca antes había visto a su padre beber de esa manera...¡jamás! Siempre alegre, siempre optimista, hasta cuando pasaban hambre. 
"Ya verás mi ángel, la vida dará un giro en nuestro favor y todo cambiará para nosotros", lo escuchaba decir a su madre en los momentos críticos. Y ella le sonreía con la mirada cargada de amor.
Pero ahora todo había cambiado. De repente la luz que siempre los acompañaba se tiñó de oscuridad.
La niña se acerca al hombre con cautela. Le golpea suavemente el hombro para llamar su atención.
_ ¿Se curará mamita? _ la voz estrangulada por el llanto contenido. Es pequeña, pero ama a su padre y no quiere turbarlo aún más.
_ Me temo que no cariño _ le responde, los ojos vidriosos, el ánimo hecho añicos.
La abraza con fuerza, como queriendo aferrarse al ancla que lo mantendrá en la cordura.
El hombre suspira recordando a la mujer que ama..."Tu cabello, como el trigo de noviembre, enloquece mis sentidos", solía susurrarle mientras le hacía el amor, "Tiempos idos, tiempos maravillosos que no volverán".
_ Vamos mi pequeñita, te llevo a la cama. Es muy tarde y debes dormir _ besa la cabecita dorada mientras se levanta con dificultad. Le cuesta mantenerse en pié, pero lo logra.
_ ¿Podré ver a mamá mañana? _ pregunta esperanzada._ Me ha prometido un cuento.
_ Claro que sí, mañana la verás _ miente. La hora señalada por los hados se acerca, la hora del adiós.
El hombre se retira y la niña se sumerge en un sueño de colores.
Una mujer encapuchada se asoma por la ventana del dormitorio de la chiquilla. 
Las estrellas palidecen ante la exquisita belleza de la intrusa que contempla absorta la escena. El melodioso ronquido le provoca una sonrisa...¡que extraño!, ella nunca sonríe.
Algo la sobrecoge, una presencia luminosa se corporiza junto a la niña.  
_ Soy el Hada de los Sueños, su protectora _ le aclara mirándola fijamente.
_ Y yo...
_ Eres Rosella, la cazadora de almas _ la interrumpe con dulzura.
_ Así es y esta noche vengo por su madre.
_ ¿Por qué te has detenido en su ventana?
_ Me ha impresionado la paz y la inocencia que irradia la niña.
_ Paz que tú que quebrarás esta noche _ le reprocha
_ La decisión no me pertenece, el fin de su madre está escrito en las runas de los hados. Yo soy la ejecutora _ dice con firmeza.
_ No trates de engañarme, sé que tienes el poder de cambiar la hora de la muerte _ la aguijonea.
_ Es verdad, pero sólo si me ofrecen un trueque que me beneficie.
_ ¿Qué quieres a cambio? Ten compasión, ella es tan pequeña y vulnerable. El padre está destruido, seguramente en poco tiempo seguirá a su mujer a la tumba y entonces...¿qué será de ella? _ implora el Hada.
_ No conozco el significado de la palabra "compasión" y ahora, si me lo permites debo cumplir con mi misión.
_ ¡Aguarda! Puedo concederte el deseo que ocultas en tu frío corazón.
_  Y ese deseo es..._ Rosella la interroga con suspicacia.
_ Sentir la tibieza del sol sobre tu pálida piel. Nunca has experimentado esa deliciosa sensación y anhelas que te suceda, ¿me equivoco?
_ Bribona, has acertado.  A pesar de que en muchas ocasiones realizo mis visitas durante el día, el sol, atribulado ante mi presencia, se esconde en la pena de mis pacientes negándome su calor _ se lamenta.
_ El calor del sol sobre tu piel por una prolongación de vida...¿Trato hecho? 

Mi nombre es Rosella, la Cazadora de Almas. Disfruto con la tarea que los hados me han asignado, a pesar que reniego mucho por la intemperancia de mis pacientes. Me gusta llamarlos de esa manera, aunque ellos se consideran víctimas. A veces, sólo a veces, concedo treguas...sobre todo cuando consigo algún beneficio, como disfrutar del calor del sol sobre mi piel acostumbrada a la Sombra...




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