martes, 24 de noviembre de 2015

CORAZÓN DE HIELO

"Se lo llevó todo y me dejó en la calle, fuera de mi propio corazón". (Roberto Obregón)


Nuevamente el despertador fue más perezoso que él. Giró somnoliento sobre la cama, buscándola. Su lugar, vacío.
"Estará preparando el desayuno", pensó ilusionado por una taza de café fuerte y amargo.
Era la tercera vez que esa semana llegaba tarde al trabajo. La reprimenda sería severa. No se preocupó, sabía que lo necesitaban.
"Una afeitada rápida", se dijo observándose con detenimiento en el espejo del baño.
Al buscar el jabón algo le llamó la atención. En una de las repisas, cerca de una pila de toallas dobladas con prolijidad, había una hoja de papel en la que resaltaba la letra de su mujer. Una carta. Curioso, la leyó.
Desde el primer renglón, su mundo se desmoronó.
Amor:
         Esta situación es insostenible. La mentira debe terminar. Hoy mismo hablaré con él.
No tolero que me toque. Cuando me besa, imagino tus labios; cuando me acaricia, imagino tus manos sobre mi piel...Vivo una constante tortura.
Ansío estar contigo, yacer contigo; con nadie más. Sueño con disfrutar de tu cuerpo centímetro a centímetro sin miedo, sin remordimientos.
Sé que la verdad lo destruirá, pero no hay alternativa. Hoy se acaba la farsa.
                                                                Tuya
Las piernas le flaquearon. Mareado por el golpe recibido, se sentó en el piso de mosaico.
"Un amante...¿cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?...Pensé que me amaba, que éramos felices...¿qué pasó?, ¿tan ciego soy?".
El hombre quedó abrumado, aturdido.
Con lentitud caminó hacia la cocina. Ella lo interrogó con la mirada y al descubrir la carta en la mano de él, se inquietó.
_ Pensaba decírtelo esta noche _ tartamudeó.
_ ¿Desde cuándo?
_ Bastante
_ ¿Bastante? No lo entiendo...¿en qué te fallé? _ le gritó ofuscado.
_ Me gustan las mujeres, siempre me han gustado. Por cobardía, por miedo a los prejuicios, al "qué dirán", disfracé mis sentimientos, pero ¡ya no!._ lloró.
Otro golpe inesperado, directo a su virilidad.
Todo terminó sin demasiadas palabras, sin demasiados reproches.
Quedó devastado. Se juró no involucrarse en nuevas relaciones. Ella lo dejó vacío.
Un frío intenso se apoderó de él y se sintió incapaz de volver a amar. Su corazón, de hielo.


"Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre hielo, y esperaría a que saliera el sol".
(Gabriel García Márquez)

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