lunes, 16 de noviembre de 2015

GUERRERA

Como una crisálida lloro mi encierro.
¡Cuanto detesto a mi cancerbero!
El tiene la llave de mi prisión,
El tiene poder sobre mí.
Sufro y resuello. Quiero liberarme,
Mas no puedo, mi fragilidad es mi enemigo.

Una tormenta borrascosa 
Me hunde en negros abismos, 
Lucho con denuedo por alcanzar la superficie. 
Añoro la tibieza del sol en mi rostro, 
Añoro la luna, y su luz que hiela mi piel,
Añoro la vida circulando por mis venas.

Lucho por mi libertad, bien preciado,
Lucho por mi felicidad, que como agua escurridiza
Escapa, traviesa, de mis manos.
No me debo amedrentar, en algún momento,
en esta vida o en la otra, saldré victoriosa.
Es un juramento.

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